miércoles, 12 de marzo de 2014

La playa de ARRIGÚNAGA, el embrujo



Me llevaron a Getxo siendo un bebé, con menos de un año, y allí pasé todos los veranos de mi niñez en un caserío desde el que se veía la playa de Arrigúnaga”

El caserío al que alude Pinilla es el ya desparecido caserío Arrune que ocupaba una parte del espacio de lo que hoy es la zona ajardinada, con parque infantil incluído, que se conoce como Las Campas de Arrigúnaga.

A un tiro de piedra está la  playa, enmarcada hacia un lado por el acantilado de La Galea y hacia el otro por la peña Abasota. Este arenal, el más septentrional de cuantos se encuentran en el Abra, es la playa de Algorta.

 “La libertad es la infancia: yo descubrí la libertad en la playa de Arrigúnaga”.  Fue aquí, en este entorno, donde quedó atrapado,  disfrutando, durante los trece primeros veranos de su vida, “con las playas, las pescas, las cacerías, todo el verano en alpargatas, medio desnudo…” Y  fue, hasta que duró, el contrapunto a la rigidez de la vida de estudiante del resto de los meses del año en los que tenía que ir  “al colegio Santiago Apóstol, de frailes, de ingrato recuerdo”, en Bilbao. Supe lo que era la libertad a través del choque que se producía cuando el último día de septiembre cogíamos el tren para Bilbao.”

La guerra civil rompió las vacaciones veraniegas en el caserío, pero no pudo romper el embrujo de la playa de Arrigúnaga. Porque tuvo claro que un día volvería a Getxo para vivir definitivamente.  

El embrujo de la playa… “Es irremediable, siempre se vuelve a los orígenes. Apoyándome en todo aquello, he creado mitos, leyendas y personajes, historias que han partido de mi pequeña patria, de la playa de Arrigúnaga. Para mí es mágico, pero en sí mismo no es mágico. Pero de mayores tenemos perfecto derecho a idealizar la infancia, y algunos lo escribimos. Para mí la playa sigue siendo la misma. Doy un paseo por La Galea y siempre la miro y sigue tan hermosa y nostálgica como siempre”

 Arrigúnaga en euskera significa lugar de piedras, lugar de rocas.

Son varias las rocas que enmarcan esta bellísima playa. Por la izquierda, la roca Abasota, que se adentra en el Abra. Por la derecha, al pie  del imponente acantilado de La Galea, la peña de Kobo. En el centro, y a poca distancia del lugar donde rompen las olas, están las rocas de Eskarrakarramarro, que de cuando en cuando se hacen visibles, como comenta uno de los hijos de la marquesa en su día de playa.” La playa se ha hecho más grande con la bajamar. Nunca he visto antes tantas peñas descubiertas.” (La tierra ..., 26)

Esta playa se sitúa al pie de las ruinas de un castillo “un conjunto de viejos muros de piedra arenisca (…) derruidos, gastados lo que quedaba de ellos por el viento y la lluvia, con oquedades pulidas en muchas piedras, sin forma adivinable de castillo, y habría pasado por cualquier otra cosa de no contar con la leyenda, que lo atribuía a los moros, y a su misma situación estratégica, pues aquello, fuese lo que fuese, fue edificado sobre el monte que dominaba la playa, en la parte central de ésta”...( Las ciegas hormigas, 163) Desde estas ruinas se abarca en su totalidad la playa. Es una vista extraordinaria.

En el talud formado entre la playa y la terraza algo ondulada que ahora es zona ajardinada quedan unos tamarises, arbustos que debían ser muy abundantes en aquellos años cuando el escritor era niño,  y que daban cobijo a multitud de pájaros y a algunas  parejas que aprovechaban el ramaje y la sombra para sus arrumacos, cuando estaba mal visto exteriorizar el amor o el deseo. Y Pinilla, de chico, lo vio en sus correrías por estos sitios y ambas cosas, refugio de pájaros y parejas, recuerda y recrea Pinilla en pasajes de algunos libros. Ahora, casi ni los pájaros tienen cobijo porque los tamarises han ido desapareciendo. Y las parejas ya no necesitan esconderse tanto.

mitos, leyendas y personajes, historias…

Esta playa es un lugar mítico en la obra de Pinilla.“Casi todas las historias que he escrito han encontrado inspiración en esta playa que es el centro de mi mundo real y mi mundo imaginario.”

Son numerosísimas las escenas que tienen en la playa su centro. He aquí algunas de ellas.
               
- Tarde de pesca de los hijos de la marquesa en Arrigúnaga, con la leyenda de El Negro, el gigantesco congrio que se mueve por sus aguas (La tierra .., 26-30.). El mito del Negro aparece por primera vez en Las ciegas hormigas. Y lo retomará años después en  Andanzas de Txiki Baskardo (58).

- Partidos de fútbol de los marinos de los cargueros ingleses entre ellos y, posteriormente, contra un equipo de Getxo (La tierra convulsa, 95-98)

-Apareamiento de Roque e Isidora (La tierra convulsa, 210-218)
Estábamos en el estudio de su casa Walden, en Getxo, y le pregunté cuál era la escena de la playa que más le gustaba. Él contestó que el episodio de Roque e Isidora, cuando vienen de La Arboleda.
- Cuando Roque se folla a Isidora – dice Lucía-, como hacen los Baskardos con sus hembras en el mar.
- No. Isidora se lo folla a él,- le corrige Ramiro.

-Fabiola está en la playa arengando a los trabajadores en el  Primero de Mayo por la revolución social. Roque se acerca. ¿Es Isidora? Hace con ella lo que en Getxo hacen los Baskardo de Sugarkea con las hembras en el mar... (Los cuerpos desnudos, 181-186)

-Etxe, madrugador impenitente, visitador de la playa a primeras horas de la mañana, “que buscaba los míseros tesoros que la mar arrojaba la noche precedente” encuentra la Gran Madera, el Catafalco, el Altar... y los bueyes de Larreko la arrastran hasta la Campa del Roble.  (La tierra convulsa, 332-337). Es la leyenda de La Venta.

-Martxel, Jaso y Fabiola van, semidesnudos, a pesar de la oposición de su madre, desde su casa hasta la playa. Allí, por la noche, bajan a pescar los Baskardo de Sugarkea. (Los cuerpos desnudos, 47-53)


-“Jamás maginaría Etxe que alguna vez encontraría en Arrigúnaga lo que encontró aquella madrugada”. Leonardo, uno de los gemelos, hijos de Roque y Madia o Magda estaba atado a una roca con una argolla al cuello y cubierto por el agua de la pleamar. (Los cuerpos desnudos 335-337). En la nueva novela Solo un muerto más ( 2009) desvelará la muerte por asesinato. Novela policíaca protagonizada por Samuel Esparta, el alias del librero Sancho Bordaberri