lunes, 23 de noviembre de 2015

Verdes valles... 3. Las cenizas del hierro


Van pasando los años en los verdes valles…

En este 3r tomo de la trilogía, los personajes a los que Pinilla les da voz nos van metiendo en ese mundo que se va muriendo.

Asier, anarquista, es el contrapunto del maestro nacionalista Don Manuel en esa interpretación de la historia política y social de Getxo, en el objetivo de la guerra civil (“no era nuestra guerra”), en la denuncia del papel titubeante del PNV, en el posicionamiento de la gran burguesía industrial vasca ante la guerra, en la lucha antifranquista, en la aparición de ETA y el nacionalismo revolucionario. (Y no cabe duda de que cuando habla Asier de estos temas es la voz de Ramiro Pinilla sobre ellos, tal como le hemos oído en entrevistas).

Curiosamente hay alguna coincidencia personal (de las que yo conozco) entre el personaje y el escritor. Una es que los dos nacen en el año 23. Otra es que, cuando los batallones  italianos fascistas entran en Getxo y acampan en la explanada al lado del “viejo castillo”, invitan a comer macarrones a la gente que se acerca; el joven Pinilla entre ellos. (Asier también se acerca a comer (51)). Y una tercera  es la que explicaba Pinilla, al hablar de los ataques aéreos, que por el ruido de los bombarderos llegó la gente a adivinar cuál era el destino: la ría, Bilbao, Santander… Asier se hizo también “un experto en vuelos” (43)

De la mano de Moisés Baskardo nos introduce Pinilla en la convulsa personalidad de Martxel? de Jaso? , que ha retornado con su ama, la marquesa de Oiandía, se siente gudari y hace servicios en la Ertzaina; nos introduce en la desmemoria de aquel que ya no se acuerda de Oiarzena ni de sus gentes ni de la libertad de costumbres que se habían ido implantado en aquella casa pero donde volverá a vivir, y será testigo de la violación en Arrigúnaga de su hermana Fabi y su sobrina Flora por unos matones falangistas de Getxo y de la venganza que de ello se cobrará su sobrino Kresa, integrado en ETA. Al final de sus días, antes de morir dice: “Soy Moisés, ¿qué os parece?” (54)

En el palacio Galeón el diario de Aurelio (541-573) explica “las negruras que escondía el Galeón” “inmundicias” que la Criatura, Cándido Bascardo Lapaza Puerta Garzea del Divino Cuerpo del Redentor,  protagoniza. En el palacio  muere  Efrén, su padre, y más tarde Ella, la abuela, con 99 años; y del palacio huye Elisenda, su hermana, con el soldado italiano que, hacía unos años la había violado. Y nos enteramos de los orígenes de Ella y de  los nuevos habitantes del palacio y  herederos del imperio económico que la Criatura había dejado.

 Roque, ya mayor,  nostálgico de las huelgas del 90 siguiendo a Isidora (“Yo estuve en las mayores huelgas que se hicieron por aquí”, le dice a un obrero joven),  acude a las huelgas del 47 en Altos Hornos del Cantábrico y va a las Colinas rojas a repartir octavillas que le ha pedido a Asier, su sobrino, para la reivindicación del 1º de mayo.

Don Manuel Goenaga, el maestro es la última voz que explica que “el viejo mundo se moría”. Es el final de la “Edad del Hierro”, del declive de los “chatarreros”. De Europa llegaba el mandato de la Reconversión Industrial.

En los Altos Hornos se produce el desenlace fatal de la caída de la Criatura en “la sopa de hierro”, en el “caldo a mil grados” (631) cuando estaba visitando lo que iba a ser el Museo del hierro. Será en lo alto del monte Serantes donde será depositada la masa resultante, el Tocho. “Es el fin de una Era”. Son “las cenizas del hierro”, dirá Don Manuel. “Están ahí arriba”

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Este tercer volumen recibió el Premio Nacional de Narrativa de Literatura 2006.

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